El genio de Bismarck y su política interior: como el "canciller de hierro" construyó el Segundo Reich
Desde la historiografía marxista se tiende a ver la historia como una sucesión lógica y predecible de acontecimientos movidos por la dialéctica de grupos, en la que los individuos y las creencias son poco relevantes y se limitan a seguir el compás de las condiciones materiales. SI bien es cierto que estas son de gran importancia y que pueden ayudar a construir modelos que nos ayuden a establecer secuencias lógicas, también es cierto que los individuos, las personas, importan. La existencia o no de ciertos protagonistas puede suponer que la historia tome rumbos totalmente diferentes. Son casos de Alejandro Magno, Diocleciano, los Reyes Católicos, Napoleón o Lenin. También lo es el de Otto von Bismarck. Este aristócrata prusiano ha pasado a la historia por su diplomacia europea (los sistemas bismarckianos) y, sobre todo, como el hombre que creó el Segundo Imperio Alemán, en un proceso largo que, de no ser por él, podría no haberse dado ni en aquel momento ni de aquella manera.