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Reconstruyendo al Cid: caballero, mercenario, déspota, señor...

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Todo el mundo conoce a don Rodrigo Díaz de Vivar.   Se han escrito novelas y se han hecho películas sobre él y sus hazañas.   Sin embargo, en una época en la que se trata de demoler cualquier pilar de nuestra historia nacional, también se ha intentado deslucir su figura, la cual, sin duda, fue distorsionada durante el siglo XX.   Así pues, se ha atacado sin piedad cualquier atisbo de honor y grandeza atribuidos al Cid, diciendo que no era más que un mercenario codicioso y ególatra.   Se puso al servicio del taifa de Zaragoza, luchando contra otros cristianos, y luego se apropió de Valencia, traicionando a su rey y gobernándola como un déspota hasta su muerte. Por supuesto, al igual que la versión del franquismo, esto no es más que una interpretación interesada de hechos que sí sucedieron.   La realidad es que el Cid fue un hijo de su tiempo, uno de los más destacados.   Luchó como noble al servicio de los reyes castellanos y, por supuesto, en defensa de sus protegidos… como el taifa

Conservadurismo y reforma social: Disraeli y el "one-nation conservatism"

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  La Inglaterra Victoriana se caracterizó, como es sabido, por el advenimiento de la Revolución Industrial, el surgimiento de las modernas clases sociales (burguesía y proletariado) y el ocaso de las viejas formas económico-sociales.   En un contexto de cambio como aquel, el capitalismo industrial se impuso en el Imperio Británico en su versión más descarnada: hordas de hombres, mujeres y niños trabajando en las fábricas y las minas durante jornadas interminables, por un salario mediocre y en condiciones infrahumanas, saliendo solo para dormir en barrios llenos de inmundicia y enfermedad.   Así lo reflejaban los informes de los comisionarios para las Leyes de Pobres a partir de 1830.   Por el contrario, la burguesía triunfal se resguardaba en las cómodas y lujosas villas de la campiña, en Cheetham Hill, Brougton y Pendleton (como explica Engels en La situación de la clase obrera en Inglaterra ). El abandono de las clases bajas y la indiferencia de las altas movieron a un peculiar pol

El genio de Bismarck y su política interior: como el "canciller de hierro" construyó el Segundo Reich

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Desde la historiografía marxista se tiende a ver la historia como una sucesión lógica y predecible de acontecimientos movidos por la dialéctica de grupos, en la que los individuos y las creencias son poco relevantes y se limitan a seguir el compás de las condiciones materiales.   SI bien es cierto que estas son de gran importancia y que pueden ayudar a construir modelos que nos ayuden a establecer secuencias lógicas, también es cierto que los individuos, las personas, importan.   La existencia o no de ciertos protagonistas puede suponer que la historia tome rumbos totalmente diferentes.   Son casos de Alejandro Magno, Diocleciano, los Reyes Católicos, Napoleón o Lenin. También lo es el de Otto von Bismarck.   Este aristócrata prusiano ha pasado a la historia por su diplomacia europea (los sistemas bismarckianos) y, sobre todo, como el hombre que creó el Segundo Imperio Alemán, en un proceso largo que, de no ser por él, podría no haberse dado ni en aquel momento ni de aquella manera.

La caída de Roma (2a parte): causas y culpables de la muerte de un imperio

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El Imperio Romano de Occidente no empezó a caer de forma irreversible hasta el mismo siglo V d.C., siglo en el que terminó desapareciendo definitivamente.   Desde luego, si hablamos de culpables inmediatos y más visibles, todos estarán de acuerdo en que estos fueron los bárbaros del norte.   Estos habían sido intermitentemente enemigos y aliados de Roma, que jugaba con los equilibrios entre tribus para mantener estables los límites de sus dominios.   Sin embargo, este contacto entre ambos mundos tuvo un efecto potenciador del mundo germánico.   Al igual que ha pasado tantas otras veces en la historia, la riqueza que irradiaba el imperio llegaba hasta las tribus bárbaras en forma de regalos o artículos comerciales.   La riqueza permitió la creación de redes clientelares y el aumento de la complejidad y jerarquización social.   De este modo, como explica Heather, el caleidoscópico mundo germánico de los primeros siglos había dado lugar a una cadena de confederaciones más grandes, complej

La caída de Roma (1a parte): mitos y teorías descartadas

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  Roma y su imperio constituyen, sin duda, una de las bases del modo de ser europeo.  Durante siglos, las naciones se han mirado en el espejo de Roma, tratando de aprender o directamente imitar aquello que, según cada estadista, hizo grande a la Ciudad Eterna.  No es de extrañar, pues, que su caída haya despertado y siga despertando hoy un gran interés.  ¿Cómo y por qué colapsó la potencia que había dominado el mediterráneo (y el mundo conocido) durante siglos? Han surgido muchas teorías y se han esgrimido decenas de factores.  Para ser más exactos, se han llegado a recopilar hasta 210 posibles causas que, en algún u otro momento de la historia, se han propuesto para explicar la debacle del Imperio Romano de Occidente ( https://courses.washington.edu/rome250/gallery/ROME%20250/210%20Reasons.htm ).  Algunas nunca han llegado a gozar de popularidad, mientras que otras fueron ampliamente aceptadas. En cualquier caso, hay una idea general que recorre buena parte de dichas teorías (de

Antonio Maura: un proyecto económico para un nuevo siglo

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Cualquiera mínimamente interesado en la historia contemporánea de España conocerá, sin duda, el nombre de Antonio Maura.   Político conservador, presidente en varias ocasiones del gobierno de España y gran adalid de la famosa “revolución desde arriba”, este ilustre mallorquín no fue solamente el impulsor de un nuevo conservadurismo de corte regeneracionista frente al canovismo imperante durante la Primera Restauración, sino también el “padre” de buena parte de la derecha política hasta el advenimiento de la dictadura franquista.   De hecho, podemos encontrar en las filas del maurismo a derechistas de todo tipo que destacarían en el futuro, como son el demócrata-cristiano Ángel Ossorio o el monárquico autoritario Antonio Goicoechea. Son muchos y muy interesantes los aspectos que se pueden tratar de Antonio Maura, pero en estos párrafos nos centraremos concretamente en el que fue proyecto económico.   Este llama la atención por algo que, hoy en día, escasea enormemente: su impresionant

Regeneracionismo: el primer nacionalismo español

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  Aún persisten las discusiones sobre si las naciones son comunidades ancestrales cuyos miembros se hallan unidos por lazos étnicos y culturales (visión alemana o historicista) o si nacen en los albores de la Edad Contemporánea como una reunión de ciudadanos libres unidos por el contrato social (visión constructivista y liberal).   Sin embargo, lo que está claro es que el nacionalismo como tal es un producto moderno. Siguiendo la definición de Eric Hobsbawm (quien, a su vez, la recoge de Ernest Gellner), el nacionalismo es un principio que afirma que la unidad política y la unidad nacional deberán ser una sola cosa y que la organización política que representa la nación debe contar con la lealtad de sus habitantes (1990, 17).   Sin embargo, no todos los nacionalistas comparten el mismo concepto de “nación” ni el grado de “lealtad” que los ciudadanos deben mostrarle.   Es por ello que han existido distintos tipos de nacionalismo, tanto en el mundo como en España. El estado-nación es